miércoles, 28 de noviembre de 2007

Musa del Romanticismo


Te asomaste, escaladora, ave del mil ochocientos

Escondida entre uñas negras, haces rabia inspiradora

Musgo artero, en rocas tristes de viento

Las haces hermosas y eternas, lo que la naturaleza adora.

¿Quién te implora, insípido, arruinado,

Le acompañes las agujas para un texto más florido?

¿Qué no has dicho, en tantas miles, ilustres páginas de ruido,

Tanto más ruin, tanto más a tu lado?

¡Que me des alma, eso te pido!

Que me sirvas ego y noches turbias

¡Reciclá el recelo, el pasado frío!

Que me desarmes si estoy a oscuras.

Mas tranquila no descanso, tranquila he sido muerta

Quiero miedo, cínicos quiero los engaños,

Revolcada en apatía, arribando hasta la puerta

De lo inútil, lo improbable, lo que añoran quitar los años.

Salta un ritmo impredecible, un autor desubicado

Y me hago súbdita irascible, de otro objeto mal logrado

¡Que te enturbies, que te agites!

Es divina mi tristeza

¡no sonrías al suscite!

¡sombrío arte en todos lados!