lunes, 19 de agosto de 2013




A menudo olvido que también estoy
hecha de tiempo.

De repente reanudo aquel compromiso con mi cuerpo:

me veo las manos, llevo un anillo. 
Concibo mi muerte, siento agrado. 

 "You, specially you, you have my loyalty". 

Me concedo a las palabras con valentía. 

Me detengo detrás de los ojos. Me sujeto. Una máquina de sangre y huesos. Me retengo. Estoy aquí. Reconozco escapar de mi cuerpo a menudo y cargar con él. El frío sin juicio es sólo frío, me ancla a éste presente invernal, a ésta calle/túnel que por primera vez conozco y tantas veces recorrí. 

Estoy más cerca de poder contar algo de principio a fin, de sostener un trozo de tiempo con palabras. Estoy más cerca de acceder a ambos mundos con firmeza. 
Estoy aquí, ésta será mi experiencia que un día será pasada, una historia.
Vivir no debe aún parecerse tanto a la muerte. 
Vivir es ser lo que morirá. 

Debo isar velas, navegar un mar helado,despertar la musculatura de la voluntad, debo ser con vehemencia, abrirme paso en el mundo. Debo ver que eso no es menos que lo que he hecho hasta ahora. Debo ver. 
El piso me sostiene, debo quedarme, todo éste tiempo me he quedado pero sin querer. Debo atornillarme al piso, observarlo más de cerca.
 Sólo si sigo estando detrás de los ojos. 
Aquí estoy, te saludo. Soy una fuerza despierta, entre todos soy y me expando en las intenciones de mis actos. Disparo al mundo desde el centro de. A su vez le recibo en conciencia de mi sangre. 

Estoy aquí.

El platino del cuenco de la plata,
una específica evocación tranquila
a los perros inquietos y alborozados
y a los pares que se admiran.

Sin duda el múltiple universo
en cada cuerpo que se elige
Como ellos me elijo y  coincido
al calor de un sol disperso.

Desfilan bien pacientes, 
(es la gracia de ésta orilla)
pececitos tan comunes tan corrientes
que requieren segunda vista.
Así también me siento, 
como anónima la arena,
y un susurro nos admite
algún olor a primavera