viernes, 30 de diciembre de 2011

Cierro los ojos para enlazarnos profundo.
Imagino el amor contigo.

Mi sueño es debernos un beso eternamente

martes, 29 de noviembre de 2011

Gracia

Cargué de café mi leche desnatada y lo tomé a un ritmo moderado. Aunque volaba de ganas de irme. Salí de esa caja donde me sentí lo más blackbird en los mejores días y levanté la bici para bajar los tres escalones del deck de madera. Me despedí con un grito y acomodé el ipod en el canguro. Me aseguré de que no se fuera a caer. Di vuelta a la esquina y ya el sol se dio de cara a mi sonrisa. Apenas pasé la primera subida me dejé acelerar y volví a subir con impulso. A la segunda bajada me miré con los árboles y se abrió un episodio de embeleso. No volví a mirar si no hacia delante con la brisa al galope a ambos lados del cuello. La aceleración era constante y me dio la sensación de estar suspendida. Cuando pensé si caería por ir tan rápido sonreí porque era imposible. Se me devolvió la facultad de ver los significados y me convertí en esa fortuna. Las ruedas y el círculo tras el que un ave de gigantes alas negras volaba tomaron mi atención y así atravecé la puerta a ese espacio tiempo de cristal. La piel se despertó como un ser aparte de mi para contar que recibía luz y calor con intensa perfección. La sinestesia sucedió y respiró mi suelto pelo, oí entre los ojos y saboreé tras el esternón. Iba rápido y me demoré por un perfecto registro de un árbol y el rayo entre las hojas que regaló un flair supraterrenal a través de mis lentes de sol.

Acompañé la curva y me relamí de ojos cerrados. Pensé en cuán mediocres son mis ojos habitualmente. Por fin reconocían un lugar hermoso. Llegué a casa y cambié los libros, la billetera y el abrigo por una botella de agua. Volví a ponerme la mochila y salí. Sonó mi celular y no atendí. Estaba éste otro llamado.


lunes, 6 de junio de 2011

Concierto de viernes

Anoche pegaba el primer frío intenso en la piel montevideana y quise aliviarlo con licor de café.
Entre la ansiedad, el alcohol y un leve ayuno andaba un poco mareada.
Todo estaba enchufado y ecualizado, de hecho ya había probado la voz. El bajista era argentino y muy capo. El batero y guitarrista eran ambos de pleno talento y buen gusto y todo podía salir bien. Las mesas lo suficientemente ocupadas, los mozos llevaban y traían su misión.
A mi me apretaba la garganta. Tragaba con filo, era mi realidad. Atontada escapaba a esos casos de borrachera iluminada y empezaba a confundir las letras que tenía que cantar. Me hacía consciente del zumbido y éste ocupaba todos mis frentes.
No quiero cantar. Dije en secreto a uno de los músicos pero fue lo suficientemente fuerte como para hacer eco en mi cabeza durante rato e ir colonizando mi cuerpo entero.
No quiero cantar. Ya comenzada mi crisis de ansiedad observé mi entorno. Nadie quiere escucharme, soy la interrupción, este lugar es enorme y me estoy perdiendo.
Hay que subir. Parte de la neurosis me impide quebrar códigos con mis compañeros, que a ésta altura tocaron dos instrumentales para dar tregua a mi negación. Voy a subir y hacer el ridículo. Mi cuerpo está tenso como afiebrado. Corro la silla, muevo las piernas, miento ignorar el frío que siento y subo. Mi corazón está en guerra. Clavo mis ojos en una pareja cualquiera y anuncio "un blues" a secas. Los músicos empezaron y yo sin encontrar el tono. Siguen otra vuelta, tengo los dientes apretados y un odio por mi misma en el que pierdo el tiempo de encontrar el tono otra vez.
Era una ausencia. Me largué de repente como una piña, con deseo de destruir. Con los mecanismos de defensa prontos para bancar el bochorno, un escudo gélido sobre la piel, y dejé salir mi voz como ella quisiera.

Y ella quiso estar bien. Quiso armonizar y quiso decir. Quiso llorar con belleza, quiso merecer el aplauso por haberse entregado.
Enseguida entendí que no iba a dejarme sola y se largaría al aire a tronar. Una canción escapa de las garras de mi cuarto, un impulso de vida con el coraje suficiente para existir con coraje.
Más tarde lloré esa revelación.

Éstas músicas llevan mi alma.

jueves, 2 de junio de 2011



El bien traerá el bien y el mal traerá canciones



miércoles, 25 de mayo de 2011








Antes soñaba fuerte y latía bajito.

Hace un tiempo comenzó la inversión




lunes, 16 de mayo de 2011











Haré de mi vida algo por lo que valga la pena morir.







sábado, 16 de abril de 2011

Está la puerta que las abre todas,
le dicen Dios,

pero las palabras son llaves y a menudo cierran.


viernes, 15 de abril de 2011





Porque es mil vidas más hermoso vivir
en el corazón de otro
que en la mente de uno
me convierto en espejo de mis amigos y amantes
y viven ellos en los que un día fueron mis ojos

Ya no estoy.

No escucharán de mí si no hablando de sus propias vidas.
Sus palabras de amor, despiertas como rezos
me traerán a verlos de nuevo
arrodillarse ante sí mismos
dándose las gracias

Entonces mi amor también les habrá alcanzado.

viernes, 11 de marzo de 2011



El destino vive en los amantes,

para el resto no es más que una espera.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Iemanyá





Creo que emocionarse es
darse cuenta de algo.

mi alma desnuda y salvaje,

mas aún
reconocí otra evocación:

me encontré contigo

y éramos compañeros.

"El agua leuda a cada suspiro -pensé- Iemanyá es tan sensible..."

"ya lo sé" respondiste y coronaste la correspondencia con un beso.

Sonreí en aquel ensueño
de piel de bestia y epifanía
también sonrió mi boca
inyectada de eternidad descubría

que te amaba.