miércoles, 27 de agosto de 2014


Si no le pidiera unos versos al alba

y si mi más honda alegría no le adjudicara
¿qué elegiría el alba en su plena soledad
si por su propia existencia le preguntara?
¿Se despertaría igual sin nuestra lluvia de versos y miradas?
Ignoro dónde existe el mundo.
Temo de pronto que las palabras, 
las hermosas proyecciones
sean finalmente auto adjudicadas.
Temo que el alba verdaderamente sea de cada uno.

¿Se volvería contra mi la mirada?

¿Para mi los versos y confesiones?
¿Querría yo volver a despertar a otro jornal de travesía?
No es que me interese por mi, 
me preocupa 
¡ qué sería del alba !



A propósito me pregunto cuánto hace que la noche no me encuentra sola
sin pastillas ni amantes opiáceos que Dios bendiga
porque lo peor es la honestidad de mi sufrimiento,
frente al espejo testifico una batalla perdida.
Escándalo afuera, adentro mi resonancia desorganizada,
me despide la belleza de las cosas,
cierro ingiero tenso.
No habrá un asomo de silencio entre mi cuerpo ésta noche,
destierro oxígeno de mi pecho para rogarle que vuelva
y ruego y nadie escucha,
ni una bocanada plena.
La cortina indiferente.
Igual de mudo el llanto. Las ilusiones.
Mi cráneo vulnerado por qué sé yo qué tormentos
urgencias sin palabras, sin piedad rayos comandados, específicos
no sé cómo decirte,
un panorama fulminante de mi y yo no me encuentro.
Salgo a buscarme a la tarde,
a un manojo de razones coloradas,
ésto u aquello podría pero sé que no es, 
son razones que no encuentro
son razones que no encuento


domingo, 24 de agosto de 2014



¡
Cuánto el universo se arma

alrededor de la palabra!
Hay estéticas y diversas tesituras
hay poesías como criaturas
que se estremecen con las cosquillas 
de las pestañas que les barran

Vacíos que preocupan 
y reflexiones no resueltas
pueden darse vuelta en una poesía
según el lugar que ocupan

El haz de la palabra
de un discurso intelectual
disecciona a la identidad
que aún a sí no se abarca

pero se recorre, se inventa y espera
que de su retrato nervioso
la palabra guarde un registro,
pues sin éste peregrinaje
no sería lo mismo.

La palabra es un enlace milagroso.

La palabra es el círculo que se cierra
donde antes no había nada,
es ánima inspirada
cuando cada uno la imagina,
la palabra es 
la brutal humanidad 
y la fábula divina

ni siquiera hay que pedirle nada, 
sólo dile y ahí está la intrépida palabra,
educa a tus hijos para evocarla

¡es de una creatividad descarriada!







Eres tan bella que por favor
¡dame un respiro!
de tu cuerpo se desprende
un viento que al cielo despeja
y con los ojos encandilados 
¡casi ni puedo verte
mientras te miro !





Ser poetisa no sirve para nada. 
Por eso entrego a la poesía mi más plena confianza.


Acuario


yo te sabría
de ojos cerrados si pasaras por la puerta
mi alerta avisaría

el diálogo desenfundado
nos trascendería
un bálsamo entre-las-palabras
si así el velo de nuestros mundos
 se rasgara

yo te sabría
por éste romance con la poesía
que tengo para dibujarte
podría identificarte

en tu corazón la alegría
y revelación de repente
yo me apuraría a confesarte
que eternamente esperaría

advierto nuestro parecido en sangre
que los dioses beberían
si quisieran crear el universo 
esa misma tarde

Ay, si yo pudiera explicarte
(el silencio se haría)
el inmenso acontecimiento 
de mirarte...

me abandono a éste sueño despierto,
atisbo que he vuelto 

a encontrarte











Te has ido.

Me dejas a solas con mi belleza.
Lloro tu regalo recibido.

domingo, 17 de agosto de 2014

Otra inyección de amor



Paseo ésta feria sin mañana. En mis labios sellados de satisfacción descansan mariposas. En mi pecho la brisa sosegada. Sabor a Montevideo. Las ventanas suspiran y algunos veleros pincelan el solo tono del mar. Flores atentas a mi paso, posan. Foto. Otra inyección de amor. 

Imagino recorrer las mañanas de otros mundos a sabiendas de que ahora mismo les concurro libremente.
Me deslizo entre universos mientras el Sol me gana una gota. Mi sombra danza su ruta enamorada.

Me refleja un tiempo cronometrado por el pensamiento. Ágil el movimiento. Saltos de verso a verso.  Recibo una dulce mirada desde el horizonte lejano. 

Como siempre me cautiva la belleza en las mujeres que pasan. Sonorizan el paisaje con pensamientos del día más presente de la semana. Alguna advierte mi canto libre que también pasa. Encendida la remera que escurre al Sol por mis hombros tersos.
Camino con la soltura que participa del ritmo profundo y desarraigado del espíritu antiguo.

Caminaba a mi encuentro y al final, era un mundo quien alegremente bailaba. 

Día del niño



Si la mañana me amara como yo le amo a veces, no vería el mundo otro mediodía.


Por eso fue vestida con rizos dorados y serpentinas, para que en mi infancia para siempre todavía, 
la niña que quisiera y no podría, despuntara sus zapatos queriéndole tener

a paso de evocación de rimas. 



viernes, 8 de agosto de 2014

7


Me gustan las siete de la mañana.
Ni los autos molestan
cuando aún van aletargados por el tiempo recién despierto.
El tiempo que despierta con la gente
y la gente que como es poca, todavía está hecha de personas con sueño.
Cómo me gustan las siete de la mañana.
Pensar que al trasnochar quiero demorar al alba
y cuando el alba suspira de repente
cae rendido el peso a la emoción.
La promesa de todo lo que amanece
es la hora siete de la mañana,
la potencia de lo que es en potencia,
¡ay cómo me gusta lo que no ha sido y aún podría ser!
La hora perfecta e intocada,
más aún, cuando me toca
sigue siendo perfecta.
Cómo me gustan las siete de la mañana.
El punto es más célebre,
la coma es más pausada ,
tengo la cara más pálida y las ojeras donde van.
La vigilia es frágil
Como para quebrar ante los colores
y despachar sueños,
Ahí van:
Uno, dos, mil.
Una sala con vida
y de gusto exquisito,
sólo le otorga eco a los coros:
las aves y los caracolitos,
los follajes que se desperezan para siempre
una sola vez,
y una les queda oyendo hasta morir.
Casi no me creo el lujo
de ser testigo.
A mi me da como una vergüenza,
la que sentí cuando de niña
me pusieron al lado de mi noviecito
y sólo estarle cerca me bastaba
para acelerar todos los péndulos
con el corazón.
Ay de las siete de la mañana,
Las del invierno y las de verano,
Tan llenas que se desbordan
Y prestan beatitud.
Yo me dejo,
Al frío punzante y acogedora la tibiez,
total…

ambas me atraviesan.