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Día del niño
Si la mañana me amara como yo le amo a veces, no vería el mundo otro mediodía.
Por eso fue vestida con rizos dorados y serpentinas, para que en mi infancia para siempre todavía,
la niña que quisiera y no podría, despuntara sus zapatos queriéndole tener
a paso de evocación de rimas.
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