miércoles, 20 de marzo de 2013





Tanto peso tuvo la primera vez de tu mirada que te oí llegar cuando aún no venías.

Fui un poema en el pecho,
El frío en la punta del pie que inaugura el abismo,
Una flecha en el aire y de cara al centro,
El centro que desde los sueños hacia los hechos se expande.

El día primero te escuché soñar cuando aún ni dormías.
Antes de pedir tu beso ya hacía tiempo que lo tenía.

Paseé por navidades y veranos tan radiantes que eran impensables para lo que yo imaginaría.

La primera vez que dormiste conmigo descansé lo que la vida me debía.

Fui el abrigo que cae pues llegamos a casa, una pintura ligeramente torcida, una preocupación por enderezarla de una vez por todas, fui los años que reciclan las modas.

La primer vez que tu casa fue mía, reí.
Tu cocina concurrida y el ventilador archivado siempre supe que sería.

Se animó el siguiente invierno y sopló su pensamiento:

Parece que ella será su mujer de ensueño y él será el resto de sus días.

1 comentario:

Isabel dijo...

"...te oí llegar cuando aún no venías"

Divino Alfo.