martes, 18 de noviembre de 2014


En el tejido corren colores y mezclas como momentos, eso que se teje y diseña es tú, yo, él. 
Por tono los pensamientos y recuerdos van como vidas paralelas. En cualquier instante das el salto, tan sutil que no aparece y ya estás en el contiguo.

Por esas sendas nos encontramos a veces a reflejar el néctar, indecible de sabroso. Un color que la mente no imagina. Así también se explaya la madeja de tinieblas y su carácter de claroscuro. Mismo misterio.

La voz subyace y trasciende. 
Tiene un ojo de Sol y otro de Luna. 

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