Por tono los pensamientos y recuerdos van como vidas paralelas. En cualquier instante das el salto, tan sutil que no aparece y ya estás en el contiguo.
Por esas sendas nos encontramos a veces a reflejar el néctar, indecible de sabroso. Un color que la mente no imagina. Así también se explaya la madeja de tinieblas y su carácter de claroscuro. Mismo misterio.
La voz subyace y trasciende.
Tiene un ojo de Sol y otro de Luna.
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